Schultz: el hombre del nuevo estilo para tomar café.

 

 

 

 Howard Schultz hizo un nuevo estilo para tomar café cuando convirtió a Starbucks, la popular cadena, en un negocio multimillonario con sucursales en diferentes partes del mundo, sin embargo no fue el creador de la marca y antes de llegar a ese momento decisivo sufrió la pobreza en la niñez  y  realizó trabajos duros hasta que dirigió su vida hacia las ventas.

 

 El hombre que transformó la manera de vender el café decidió incorporarse al programa de capacitación en ventas de Xerox donde consiguió experiencia. Se dedicó a las ventas durante tres  años, lo cual le dio la experiencia que más adelante le ayudaría en los negocios. Schultz dejó ese trabajo y comenzó a su vida laboral en Hammarplast, una empresa de ventas de artículos para el hogar. Allí ascendió a vicepresidente y gerente, liderando equipos de vendedores en la oficina de Nueva York.

 Gracias a esa firma, tuvo el primer contacto con una pequeña empresa llamada Starbucks, cuyo negocio principal era la venta de café a los particulares. El nombre deriva de la novela Mobby Dick de Herman Melville. En aquellos tiempos, Starbucks únicamente tenía tres tiendas, situadas en la ciudad de Seattle. A Schultz le llamó la atención cuando ese negocio le pidió un número inusual de cafeteras.

Schultz quiso conocer a los dueños de aquella empresa, y se sorprendió de la pasión que aquellos hombres,Zev Siegl, Jerry Baldwin y Gordon Bowker, tenían por su producto: el café gourmet. Le solicito que lo emplearan como director de marketing y ellos aceptaron. Como empleado de Starbucks viajó a Italia y al regresar llegó con muchas ideas para aplicar en la compañía y revolucionar el sector de las cafeterías en Estados Unidos, pero los fundadores rechazaron las propuestas de Shultz.

Schultz  en 1985 decidió dejar de trabajar en Starbucks al tener clara su visión de negocios muy diferente al de sus empleadores  y creó su marca propia, llamada Il Giornale. No le fue fácil iniciar ese proyecto, tuvo que emplear todo su arsenal de convencimiento para recaudar más de 1,6 millones de dólares. Para conseguir esa cantidad hablo con más de 242 personas y 217 personas le dijeron que no. En sus memorias reconoce que la búsqueda de financiación resultó una de sus épocas más humillantes, porque no dejaba de escuchar que no valía la pena invertir en su idea de negocio del cafe.

En su emprendimiento incorporó una serie de productos más al gusto de la tradición europea (capuchinos, mocas, lattes, macchiatos) y, por otro, apostó por dotar al local de una identidad propia.  Diseñó un interior que cautivara al público por su proximidad y su sensación de “segundo hogar”. La decoración, el mobiliario, el color, incluso la música, tenían la función de hacer de una simple cafetería un lugar en que la gente se sintiera como en casa. El éxito del modelo creado por Schultz no se hizo esperar.

“Mi conclusión fue que no solamente serviríamos cafés, sino que crearíamos un ambiente en el que la intimidad de la relación con el espacio y la experiencia del café pudiera cobrar vida”, afirmó en su autobiografía.

Tal fue el éxito de los establecimientos de Schultz que en Agosto de 1987, Il Giornale compró Starbucks por 3,8 millones de dólares, y se convirtió en CEO de Starbucks, que en ese momento tenía 6 tiendas.

En las manos de Schultz, la compañía consiguió abrir 165 tiendas Starbucks, momento en que  decidió sacar la compañía a la bolsa en 1992, únicamente con 93 millones en ingresos anuales. Su éxito era imparable e iniciaría el asalto internacional. La primera cafetería Starbucks fuera de Estados Unidos abrió sus puertas en Tokio en 1996.

 Para el año 2000, Starbucks tenía un total de 3.500 establecimientos y más de 2.200 millones en ingresos anuales. Siete años después, Starbucks poseía 7.100 tiendas en Estados Unidos, y Schultz era un hombre inmensamente rico.En la actualidad, Starbucks cuenta con 21.000 establecimientos en 65 países de todo el mundo. Irónicamente, no existe ningún Starbucks en Italia.

Starbucks fue reconocida por la revista Fortune como una de las “100 mejores empresas para trabajar” en ocho ocasiones. En enero del 2008, Schultz, quien decidió en el 2008 abandonar el puesto de consejero delegado, para asumir un papel desde la retaguardia como presidente, decidió retomar el papel de liderazgo ante el anuncio de la entrada en el sector de McDonald’s y Dunkin Coffee. Su objetivo era estabilizar la compañía en tiempos revueltos marcados por la crisis hipotecaria en Estados Unidos y por el encarecimiento del café, su principal materia prima.

Howard Schultz, cuya fortuna personal se cifra en 6.000 millones de euros, está casado con la diseñadora de interiores Sheri Kersch, su compañera desde 1978. Tienen dos hijos. Aunque posee varias casas, su residencia habitual se encuentra en Seattle. Aficionado al baloncesto, fue propietario de los Seattle SuperSonics. En 2001 publicó el libro autobiográfico Pon tu corazón en ello.