Fomentar el espíritu empresarial en las escuelas

Fomentar el espíritu empresarial en las escuelas es  una necesidad de estos tiempos en que las realidades del siglo 21 demuestran que los preceptos aprendidos de épocas pasadas de estudiar y luego aspirar a un empleo no concuerdan dentro del actual mundo tecnológico donde cada día surgen cientos de emprendedores quienes prefieren arriesgarse con sus sueños y crear fuentes de trabajo gracias a sus negocios que seguir el camino trillado de ser un asalariado tal como enseñó la era industrial.

Por supuesto no es fácil erradicar viejos hábitos que se convirtieron en verdades absolutas debido a predicas familiares y las propias escuelas que no preparan a los jóvenes para las veleidades de la economía  de hoy en día. Muchas voces apremian al sistema escolar para que incluya dentro del programa académico la asignatura del emprendimiento.

Expertos aseguran que tanto en las escuelas primarias, secundarias y enseñanza superior se les debe enseñar a los estudiantes las herramientas necesarias como hacer un negocio para que el espíritu emprendedor comience a forjarse en la primaria, se desarrolle en la secundaria, consolide en el bachillerato y afiance en la universidad.

Y aunque  los criterios divergen en  cual es el momento preciso para recibir esos conocimientos, todos coinciden en señalar los beneficios a largo plazo que significan instruirlos de esa manera, ya que en las etapas tempranas se crearan  las bases para que aprendan, reconozcan y aprovechen las diversas formas de generar empleos, se entrenarían para identificar buenas y rentables oportunidades de negocios en lugar de depender de un empleo en una empresa; es decir desarrollarían las habilidades de ser emprendedores contribuyendo a mejorar sus condiciones de vida

Un  exitoso emprendedor estadounidense, llamado Anthony Delmedico propuso en el 2012 al gobierno federal estadounidense el concepto de un movimiento que nombró E-2 donde señalaba la necesidad de lanzar la educación empresarial como currículo central en las escuelas públicas desde  cuarto grado hasta el 12. 

Delmedico afirmaba en ese momento que E-2 lanzaría nuevas generaciones de emprendedores a través de América que podrían crear 21 millones de nuevos puestos de trabajo para el año 2020, reduciría la alta deserción escolar, las tasas de delincuencia juvenil, y ayudaría a regresar en el  pleno empleo a los Estados Unidos, lo cual pondría la economía del país en el asiento global como la principal empresa innovadora.

«Si el espíritu empresarial es el motor de nuestra economía, crea puestos de trabajo y pone comida en la mesa, ¿por qué no habríamos de poner tanto énfasis en que se impartan en nuestras escuelas públicas como lo hacemos con matemáticas, inglés y ciencias? afirmó Delmedico.

Por lo pronto una encuesta realizada por la “British Household Survey” asegura que hay una mayor probabilidad de plantearse la creación de una empresa entre quienes se encuentran en contacto con la iniciativa de emprendimiento a través de amigos, familiares o mediante la educación.

Mucho antes que  Delmedico llegara a esas conclusiones del E-2, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en el año 2000, recomendó a los países miembros efectuar acciones que contribuyeran a incorporar temas de emprendimiento en todos los niveles educativos. La Unión Europea también tiene esa preocupación por dinamizar el espíritu empresarial  dentro del nivel escolar para afrontar los desafíos de la competitividad y del crecimiento.

En un comunicado del 13 de febrero del 2006 titulado: “Fomentar la mentalidad empresarial mediante la educación y la formación” indicaba  que el número de empresas es un factor esencial para la competitividad y el crecimiento de una economía por lo tanto la existencia de empresarios preparados con proyectos nuevos y el crecimiento de las empresas consiguen un equilibrio; todo señala la existencia de una correlación positiva entre el espíritu empresarial y el crecimiento económico.

Espíritu empresarial desde edades tempranas

 Los comportamientos y referencias culturales se forman a una edad muy temprana, por lo que la educación puede contribuir en gran medida a responder con éxito al desafío empresarial. La enseñanza deberá, pues, sensibilizar sobre el espíritu empresarial a una edad muy temprana. La iniciación de los jóvenes al espíritu empresarial contribuye a desarrollar su creatividad, su espíritu de iniciativa, la confianza en sí mismos cuando emprendan una actividad, y les alienta a comportarse de una forma socialmente responsable”, ratifica ese documento de la Unión Europea.

Agrega el comunicado que la Comisión Europea presta especial atención al aprendizaje del espíritu empresarial desde la escuela primaria hasta la universidad.  “Se trata de alentar a los jóvenes europeos a convertirse en los empresarios del futuro” y afirma que el interés de la formación orientada a fomentar el espíritu empresarial no se limita al aumento del número de nuevas empresas. “El espíritu empresarial es una aptitud que resulta igualmente útil en la vida cotidiana, tanto a nivel personal como social”.

La dura realidad de estos tiempos es que una gran mayoría de asignaturas estudiadas dentro de una carrera profesional luego no sirven de nada al enfrentar  el graduado su día a día, ya fuera del centro universitario, cuando comienza a desempeñarse  en su nuevo empleo, siempre que tenga la suerte de conseguir un trabajo.

Lo que demuestra los actuales paradigmas es que la vieja ecuación de estudiar y buscar trabajo hay que cambiarla para que los estudiantes generen empleos en vez de buscarlos. De eso se trata la pretensión de que puedan ser emprendedores desde que comienzan a la escuela. Ese cambio sin dudas ayudará a todos.