¿Cómo podemos ser felices?

Buscar la felicidad es la persecución más tenaz que sostiene el ser humano dentro de su existencia terrenal y no hay dudas de que no es posible acometer un emprendimiento si su realización no nos trae ese estado emocional que los negativos indican como utopía, pero al que  podemos alcanzar si controlamos nuestra mente para responder esa agobiante pregunta de como podemos ser felices.

El escritor español Jacinto Benavente afirmó que “la felicidad no existe en la vida. Solo existen momentos felices”, mientras que para Aristóteles, “la razón es o algo divino o, ciertamente, lo más divino que hay en nosotros. Por tanto, su actividad -según la capacidad que le es propia, será la felicidad completa”. El mismo filósofo de Estagira sentencia en que todos estamos de acuerdo en querer ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias.

La filosofía clásica griega nos legó tres posiciones para arribar a ese excelente estado.  El eudemonismo que significa la autorrealización como ser humano; ser feliz es valerse por sí mismo, sin depender de nada, ni de nadie (cinismo y estoicismo) y por último el experimentar placer intelectual y físico para conseguir evitar el sufrimiento mental.

¿Cuáles son las herramientas que podemos usar para llegar a ese valle de tranquilidad y satisfacción?, ¿Cómo podemos ser felices?. El principal recurso es controlar nuestros pensamientos para que sean capaces de ponerles riendas fuertes a nuestras actitudes y eso lo podemos obtener bajo la rutina y repetición de acciones positivas, capaces de motivarnos.

Por lo pronto hay mucha literatura que puede ayudarnos en ese camino de domeñar el pensamiento y un buen libro es  «‘Las gafas de la felicidad”, del español Rafael Santandreu, propulsor de la llamada sicología cognitiva o del pensamiento, la cual, según dice el autor, es “hacerse fuerte es aprender a controlar lo que te estás diciendo a ti mismo cada momento”.

Claro conseguir eso no es fácil y por eso Santandreu recomienda ejercitar la mente para transformar nuestras actitudes y por supuesto variar el comportamiento. La repetición es un elemento fundamental en su teoría que de seguro se basa hasta cierto punto en la frase de Aristóteles de que “somos lo que hacemos repetidamente. Por lo tanto la excelencia no es un acto, sino un hábito”

Y dentro de esos hábitos que nos permiten avanzar por caminos más positivos es importante trazarnos metas altas que reten nuestras habilidades e inteligencia. Otra práctica vital en la búsqueda de nuestra excelencia personal es planificar nuestra jornada. No podemos vivir el día a día sin trazarnos un objetivo diario donde tengamos claro los pasos más importantes que nos ayudan a llegar a la meta que visualizamos.

Las recomendaciones del escritor para nuestro cambio son fáciles de seguir y demostrables. En primer lugar debemos eliminar las creencias irracionales que nos presionan a pensar en un futuro tenebroso, cuando precisamente el porvenir es una proyección que tiene miles de variables. De igual forma no vale la pena preocuparse por las situaciones que no encuentra solución de inmediato o ninguna como es la muerte.

No vale la pena preocuparnos en exceso por las molestias cotidianas, incluyendo las situaciones económicas. También es positivo tratar de no pelearse con las personas,  es inteligente aceptar sus defectos con mayor comprensión y tomar las cosas con más calma. El quid está asumir la vida desde una visión optimista y tratar de hacer todo lo mejor posible,  siempre dando lo mejor de uno.

En una entrevista periodística el escritor fundamentaba sus consejos para tener una salud mental feliz: “»La clave para lograrlo es controlar el diálogo interno ya que enfermamos a nivel emocional porque tenemos un mal diálogo interno, que calificó de ‘terribilitis’, la enfermedad madre de todas las enfermedades emocionales. La ‘terribilitis’  es la creencia de que cualquier adversidad es muy mala o terrible, pero cuando la persona es fuerte a nivel emocional piensa que nada es terrible, o sea que no hay nada que me impida ser feliz», afirmó.

 Todos los llamados seres racionales tienen dentro de sí potencialidades que muchas veces desconocen porque vivimos agobiados por entuertos que escapan de nuestras manos y no permiten que avivemos esa llama interna de la pasión. Somos nosotros los que decidimos si vamos hacia la fila de los potenciadores de la vida o nos quedamos en la franja de los dilapidadores, quienes solo saben quejarse dentro de su constante apatía.

¿Cómo podemos ser felices?, pues no existen recetas exactas y funcionales, pero una buena manera será que olvide el pasado y no piense en el futuro, ambos son proyecciones mentales que no tienen realidad;  en uno de esos espacios los hechos ocurrieron y no hay forma de revertirlos y en el otro todavía nadie sabe que pasara. Por lo tanto el instante que más nos debe preocupar es el presente donde  hay que esforzarse y poner todas nuestras fuerzas en ser felices. Recuerden, les queda tiempo, solo ajusten sus creencias y modifiquen sus actitudes para ser felices.